En la hostelería cada vez se apuesta más por la incorporación de productos locales. En muchos casos ello supone comprar a mayor precio, pero se “amortiza” con la satisfacción del cliente al recibir estos productos regionales de calidad en el buffet de su hotel. Para ello es vital la comunicación a través de la señalización de los productos. El cliente debe saber qué producto es local o qué plato contiene productos locales, al igual que nosotros lo percibimos en el supermercado con las etiquetas “Soy canario”. Ese mismo sistema se está aplicando en muchos hoteles en la cartelería del buffet con logotipos canarios o etiquetas de “producto local”. Otra opción es comunicarlo al turista con ayuda de las nuevas tecnologías, como la aplicación gastronómica NutriHotel, que comunica telemáticamente al turista (a través de pantallas táctiles, tablet o cartelería electrónica) las características de cada plato, entre ellas si es un producto local.
Y si estamos ante un plato compuesto de varios ingredientes, ¿cuándo lo señalizamos como “kilómetro cero”? Para este dilema Nutrihotel ofrece varias opciones al hotelero:
(1) definición manual en la misma receta: se señaliza cada plato según se estime su valor como producto local, por ejemplo, si su ingrediente principal es local;
(2) definición automática por presencia: el programa define automáticamente como KM-0 un plato a partir de un solo ingrediente local en su receta;
(3) definición automática por porcentaje: el hotelero define un porcentaje (p.ej. 30 o 40%), a partir del cual el programa define como producto KM-0 al que tenga un gramaje de productos locales en la receta igual o superior a ese porcentaje; ello permite ponerse objetivos medibles de uso de productos locales como, por ejemplo, una “política 30-30” (es decir, que el menú se componga, al menos, de un 30% de platos que se componen de un mínimo de 30% de ingredientes/productos locales).
En definitiva, son maneras de comunicar al cliente el origen de los productos que está consumiendo, pues esta percepción es fundamental, tanto para amortizar con satisfacción esa apuesta del hotelero por el producto local, como para que el cliente identifique el producto y, posteriormente, pueda tener la opción de adquirirlo para llevarlo a su casa (en los casos donde existan envases individuales, como mermeladas, mieles, etc.).
Ver en este enlace el artículo completo sobre los productos de kilómetro cero.